Salamanca.- En el marco del 23 aniversario de la fuga tóxica emanada de la empresa Tekchem, se realizó el Foro -Tekchem, 23 años de contaminación y daños a la salud-, organizado por los integrantes del colectivo ambiental Huamat, el hermano de Asís y Ruta 5, encabezados por Maura Vázquez y al que asistieron las expertas Marisa Jacott y Guadalupe Ponce Vélez.

 Marisa Jacott, destacó que Fronteras Comunes y la Colectiva Malditos Plásticos, traen un salud  solidario a los  afectados durante 23 años de injusticia ambiental, provocada por la explosión de esa planta formuladora de plaguicidas,  por su valor, resistencia y gran trascendencia del trabajo ambiental; y a la memoria del compañero Hiram Eugenio De La Peña Villavicencio, que siempre nos acompañará.

  Hablamos de un predio contaminado con plaguicidas, contaminantes orgánicos persistentes, metales pesados como mercurio y ahora sus casos de extracción, sustancias perturbadoras endocrinas entre otras sustancias peligrosas, bioacumulables, tóxicas y persistentes; y cuyo caso de accidente por negligencia industrial y de las autoridades ambientales no se ha logrado resolver.

 Los afectados de Tekchem seguimos esperando que se realice el muestreo de suelo en los predios de las comunidades cercanas; la realización de estudios epidemiológicos en la zona afectada como se ha solicitado en innumerables ocasiones; reactivación del monitoreo atmosférico en una de las ciudades con mayor contaminación; considerar que la exposición a estas sustancias ha sido una exposición permanente y prolongada; y sobre todo, una remediación transparente acompañada de académicos y científicos de instituciones públicas y por supuesto que, de la mano de las comunidades afectadas y organizaciones ambientales y de derechos humanos involucradas.

 Se cumplen ahora 23 años de opacidad, omisión y responsabilidad corporativa y de las instituciones de los 3 órdenes de gobierno, de algunos trabajos de aparentes remediaciones equivocadas, insuficientes y nada transparentes.

 Naciones Unidas reconoce la contaminación ambiental, química y plástica como parte de los problemas más acuciantes que enfrenta el planeta y la salud humana, y que deben abordarse bajo políticas precautorias y de enfoque de todo el ciclo de vida de las sustancias químicas, materiales y residuos, bajo esquemas claros de responsabilidad industrial y del Estado Mexicano.

 Por todo esto, exigimos también el cumplimiento del principio enunciado por el Relator Especial de Naciones Unidas sobre las obligaciones de derechos humanos relacionadas con la gestión y eliminación ecológicamente racionales de las sustancias y los desechos peligrosos, sobre El deber que tienen los Estados de prevenir la exposición a las sustancias tóxicas y los desechos peligrosos.

 La contaminación química actual es irracional, masiva, discriminatoria y por supuesto, no consentida por la ciudadanía, pero si consentida por el Estado.

  La no resolución del problema, señala al Estado, gobiernos, funcionarios y legisladores, no solo como responsables sino también como promotores de la contaminación, violadores de nuestros derechos humanos, constitucionales, internacionales y de la protección ambiental. Ya es tiempo pues, señalar a estos responsables y de conceptualizar en estas luchas de injusticias ambientales al Estado mexicano como genocida si agregamos a esta definición la protección de los intereses económicos frente a la protección de la salud, el medio ambiente y la igualdad.

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